LA INCLUSIÓN EDUCATIVA
En
mi caso, he estudiado en el colegio Nuestra Señora del Castellar, situado en
Villarrubia de Santiago (Toledo), siempre ha habido inclusión educativa.
Aunque
mi pueblo es pequeño, hay varias familias inmigrantes que se han adaptado a
vivir aquí y han sido acogidos por su población. Al igual que el colegio, y por
tanto sus profesores que los tratan como a los demás alumnos. Los niños suelen
ir varias veces a la semana (mínimo tres días) a clases de refuerzo donde el
profesor de apoyo les enseña y les ayuda a hablar y entender el castellano, ya
que son familias procedentes de Marruecos, China y Rumania. También si un niño
inmigrante necesita apoyo en otro aspecto educativo, el profesor de apoyo le
ayuda. Estos apoyos se suelen dar sobre todo en infantil, aunque en primaria
también se da, pero es cierto que los niños más mayores que son inmigrantes
suelen ir un curso por debajo, para en ese curso (que corresponde con el último
curso que ha realizado en su país) aprende a hablar y escribir el castellano.
Respecto
a los alumnos suelen acoger bien a los niños inmigrantes, les ayudan en lo que
necesitan y pueden, les enseñan las clases y el colegio, y como es la “novedad”
están super pendientes de ellos. Los niños suelen ser muy simpáticos y no
tienen vergüenza de nada por lo que están todo el tiempo que pueden hablando
con los niños inmigrantes para conocerlos mejor.
En
cuanto a los niños inmigrantes, el primer día que llegan son muy tímidos y
hablan poco, pero como la mayoría de las personas al llegar a un lugar nuevo y
no conocen a nadie.
Conozco
un caso de una familia China que llego a Villarrubia cuando yo tenía 9 años. La
familia estaba compuesta por un padre, una madre y tres hijos (uno de 8, otro
de 7, y otro de 4 años). Los niños al principio eran super tímidos porque no
conocían a nadie y sabían muy poco de español. El colegio, les dio clases de
apoyo para poder aprender mejor español (3 horas a la semana). También les
proporcionó clases de apoyo para matemáticas a los dos más mayores, ya que lo
llevaban un poco regular.
Para
la integración en el grupo clase, los niños siempre se sentaban en mesas de
cuatro personas y cada semana los niños rotaban, siempre compartiendo mesas con
diferentes niños. De esta forma, los niños se conocen y cogen confianza unos
con otros.
Actualmente,
los niños procedentes de China hablan perfectamente castellano, se relacionan
con todas las personas que viven en el pueblo y siguen sus estudios en
Bachillerato y en Secundaria (ESO).
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